KAIZEN Y LA ADMINISTRACIÓN
(Método Japonés)
El
kaizen es un proceso de mejora continua, basado en acciones concretas, simples y
poco costosas, y que implica a todos los trabajadores de una empresa, desde los
directivos hasta los trabajadores.
La
percepción japonesa de la administración tiene dos componentes principales: el
mantenimiento y el mejoramiento. El mantenimiento se refiere a las actividades
dirigidas a mantener los estándares actuales, mediante entrenamiento y
disciplina. El mejoramiento se refiere a mejorar los modelos actuales, es decir, establecer patrones más altos. Así, la percepción japonesa de la
administración, se reduce a un precepto: mantener y mejorar los estándares.
Un
empleado no especializado que trabaja en una máquina, puede dedicar todo su
tiempo a seguir las instrucciones, llegando a ser más eficiente en su trabajo, comienza a pensar en el mejoramiento. Empieza a
contribuir con progreso en la forma de hacer su trabajo, a través de
sugerencias.
El
mejoramiento puede dividirse en Kaizen e innovación. Kaizen significa pequeñas
mejoras realizadas en el statu quo, supone un progreso gradual, lento y a
menudo invisible, con efectos que se sienten a largo plazo. La innovación
significa una mejora drástica como resultado de una inversión más grande en
nueva tecnología y equipo, o la introducción de los últimos conceptos administrativos,
y técnicas de producción, excluyendo así los elementos humanos. Un ejemplo de
esto es la Reingeniería. Mientras Kaizen es un proceso continuo, la innovación
es por lo general un fenómeno de una sola acción. La diferencia entre los dos
conceptos opuestos, puede ser comparada con una escalera y una rampa.
Una
de las cosas bellas de Kaizen es que no requiere necesariamente una técnica
sofisticada o tecnología avanzada, sólo se necesitan técnicas sencillas. Con
frecuencia todo lo que se necesita es sentido común. Tampoco requiere una
inversión necesariamente grande para implementarse, sí requiere una gran
cantidad de esfuerzo continuo y dedicación de todos en la compañía. Por eso
Kaizen está orientado a las personas, en tanto que la innovación está orientada
a la tecnología y al dinero. Es en extremo difícil aumentar las ventas un 10%,
pero no es tan difícil disminuir los costos un 10% para lograr un efecto todavía
mejor.
Hay
tres tipos de empresas: las que hacen que las cosas pasen; las que miran como
las cosas pasan y las que se preguntan que habrá pasado. Las peores compañías
son las que no pueden hacer nada sino mantener lo que ya existe, queriendo
decir que no hay impulso interno para Kaizen o para la innovación; el cambio es
impuesto a la organización por las condiciones del mercado y la competencia, y
la administración no sabe a dónde ir.
Kaizen
no reemplaza ni excluye la innovación. Más bien, los dos son complementarios,
son ingredientes inseparables del progreso. Idealmente la innovación debe
principiar después que Kaizen haya sido agotado y Kaizen debe continuar tan
pronto como se inicie la innovación. El trabajo de la alta administración es
mantener el equilibrio entre el Kaizen y la innovación y nunca olvidar la
búsqueda de oportunidades innovadoras.
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